▲ Jackie Nava rompió el techo de cristal como boxeadora, ahora lo hace como representante en una disciplina dominada por hombres.Foto María Luisa Severiano
Juan Manuel Vázquez
Periódico La Jornada
Lunes 15 de diciembre de 2025, p. a11
Jackie Nava fue pionera del boxeo femenil mexicano e implica reconocer una biografía que derribó varios estereotipos en un deporte que se asumía terreno exclusivo de hombres. No sólo irrumpió junto con otras atletas, sino que elevó la práctica a un nivel de depuración técnica y dignidad indiscutible. Ahora, retirada de la competencia sobre el cuadrilátero, comienza una carrera como mánager, un oficio en el que no abundan mujeres.
La noche del sábado 13 de diciembre de 2025, Jackie consiguió a su primer campeón del mundo. De Tijuana, como ella, José Chapulín Salas ganó el campeonato gallo de la FIB ante el sudafricano Landile Ngxeke en la explanada de la alcaldía Gustavo A. Madero.
En el boxeo mexicano, los ídolos populares y figuras del encordado están profundamente ligados a los nombres de entrenadores míticos. Arturo Cuyo Hernández, quien condujo las carreras de Rubén Púas Olivares, José Toluco López, Ricardo Finito López, Carlos Zárate, entre otros tantos; George Parnassus o Ignacio Beristáin son parte indisociable de la cultura popular. Hombres que condujeron a pugilistas hasta encumbrarlos con cinturones o en la memoria de la afición.
Como cualquier peleador en retiro, Nava tuvo que reinventarse. Acostumbrada a exhibir lo mejor del boxeo ante las rivales más duras, no podía quedarse al margen del oficio al que ha dedicado parte de su vida. Es comentarista deportiva y representante de futuras figuras.
“Ha sido un proceso largo”, cuenta Jackie Nava; “muchos de los peleadores que represento fueron parte del equipo que me ayudaba en mis preparaciones. Ya retirada, ahora me toca apoyarlos, porque quiero que lleguen lejos”.
Admite que aún está asimilando el retiro. No es fácil estar al límite de revoluciones en el trabajo diario en el gimnasio y de pronto reconocer que eso terminó, al menos en su dimensión competitiva. Incluso, confiesa, a veces olvida que ya no pelea profesionalmente y que su labor es la de representar a sus pugilistas, no medirse contra ellos.
“No es tan fácil”, admite divertida; “de repente te das cuenta que ya no eres boxeadora, sino la persona que debe trabajar para conseguirles oportunidades, cubrir sus necesidades para que se preparen”.
Ser Jackie Nava, la pionera, la peleadora sofisticada y aguerrida, le abrió puertas en este negocio donde aún predominan los hombres en las posiciones estratégicas y de toma de decisiones. Eso no le evita tener que sortear algunos contratiempos a los que se enfrenta quien irrumpe en un territorio nuevo.
“No fue sencillo conseguir la pelea de campeonato para Chapulín, a pesar de que yo tenga una trayectoria reconocida”, relata; “varias peleas se cayeron, tuvimos que ser pacientes e insistir hasta que se presentó la oportunidad. Esta es mi primera pelea de campeonato como mánager”.
Era notorio lo importante que fue ese duelo en su nuevo oficio como representante. Mientras comentaba la pelea del Chapulín para un canal de televisión, de pronto la pasión la distraía unos segundos del relato que hacía sobre lo que sucedía en el cuadrilátero. “¡Perdón! Me metí demasiado en la pelea”, se disculpó Jackie, pues nunca había estado en esta circunstancia como comentarista y mánager de manera simultánea. Todo terminó como un debut exitoso.
“Mario Mendoza, mi esposo, es el entrenador, y yo soy la mánager del equipo que integramos junto con los peleadores”, explica para dar a entender que es una combinación con armonía y la experiencia que ambos acumularon en 20 años de trabajo profesional, pues Mendoza también la entrenaba. Jackie Nava, junto con otras mujeres, vuelve a ser una pionera en el boxeo.
