A apenas una hora de Barcelona, el Montseny condensa en pocas decenas de kilómetros una variedad de paisajes que sorprende: cimas, valles y bosques que cambian según la altitud. El parque natural, reconocido además como Reserva de la Biosfera, combina encinares y pinares en las cotas bajas, robledales en las intermedias y hayedos y abetales en las zonas más altas. Esa mezcla de ambientes hace que el otoño aquí sea especialmente bonito, con verdes, ocres y rojizos que van transformando el monte allí donde miramos.
La presencia humana también forma parte del paisaje. Desde hace siglos pastores y campesinos trabajan estas tierras, y hoy los pueblos siguen manteniendo tradiciones, ferias y una relación estrecha con el bosque. Es un territorio donde la naturaleza se disfruta caminando, pero donde también se come bien, con setas, castañas y platos de temporada que marcan el menú otoñal.
